Cantiga 98Viñeta 3 |
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Cuando esto vio la dueña, se echó a llorar y con angustia, la pobre, a arañarse la cara diciendo: -Santa María, Tú, Madre de Dios, muchas más son tus mercedes que mis pecados, y hazme, Señora, que sea uno de tus siervos, y que entre en la iglesia, a oir tus horas.
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